La evaluación diagnóstica al inicio del ciclo escolar es fundamental, por ello se estableció el periodo del 8 de septiembre al 3 de octubre de este año. Sin embargo, comprender a fondo el aprendizaje alcanzado por los alumnos exige dedicar todas las herramientas posibles. Este post de Red Magisterial busca precisamente aportar recursos y enfoques que enriquezcan este proceso clave.

 

 

Introducción

 

En esta ocasión, reseñamos el artículo "Uso de evaluaciones orales para enriquecer nuestra comprensión del aprendizaje de los estudiantes", publicado en Edutopia el 12 de septiembre de 2025. Este texto resulta especialmente relevante porque ofrece al profesorado estrategias prácticas para complementar las pruebas tradicionales con conversaciones orales —formales e informales— que revelan con mayor precisión lo que los estudiantes saben y pueden hacer.

 

De esta manera, el docente podrá enriquecer sus diagnósticos iniciales, reducir el sesgo que a veces acompaña a los instrumentos escritos y, sobre todo, construir una relación más cercana con sus estudiantes al escuchar directamente sus razonamientos y explicaciones.

 

 

Una experiencia reveladora

 

Tyler Rablin, un galardonado educador, recuerda que una de sus estudiantes más brillantes, lectora apasionada y escritora creativa, terminó reprobando su materia. Aunque producía textos de gran calidad y participaba con entusiasmo en clase, no cumplía con las tareas que sumaban puntos en el sistema de calificación. “Ese momento fue un parteaguas”, relata. El autor sostiene que entonces comprendió la validez de una idea compartida por un colega: la evaluación es el arte de escuchar atentamente a los estudiantes.

 

Desde esa experiencia, el autor afirma que la evaluación oral se convirtió en un pilar de su práctica docente, tanto en intercambios informales dentro del aula como en entrevistas formales para analizar con detalle el progreso de cada estudiante.

 

 

Recomendaciones para iniciar

 

El autor recomienda tres claves esenciales para poner en práctica este enfoque:

 

  • Normalizar los criterios. Subraya que incluso los docentes con las mejores intenciones pueden mostrar sesgos implícitos. Por eso, insiste en que las rúbricas bien diseñadas y calibradas son imprescindibles.
     
  • Organizar el tiempo. El artículo también describe la importancia de aprovechar momentos de trabajo independiente o dinámicas de aula invertida para crear espacios de conversación sin interrumpir la dinámica de aprendizaje.
     
  • Combinar métodos. En el artículo también encontraremos la advertencia de que la evaluación oral no debe ser el único instrumento, ya que su fiabilidad varía según la estructura. Lo recomendable es complementarla con otras formas de evaluación.
     

 

 

El valor de lo informal

 

El autor dice que, cuando un estudiante no logra buenos resultados en un examen escrito, una breve conversación puede cambiar el panorama. Recomienda pedirle que explique su razonamiento o revisar en voz alta algunas preguntas. De esta manera, se obtiene una visión más justa de su comprensión.

 

Tyler Rablin enfatiza, además, que se debe garantizar la equidad en estas oportunidades. Para ello, él mismo utilizaba listas de progreso con las que llevaba un registro de a quién había evaluado de manera oral y qué hallazgos había obtenido.

 

 

Evaluación formal: estructura y propósito

 

En cuanto al formato formal, el autor explica que consiste en reemplazar la prueba escrita con una entrevista estructurada. Recomienda preparar preguntas alineadas con una rúbrica y organizar encuentros individuales. Señala que esta estrategia también resulta útil para evaluaciones de recuperación, pues permite a los estudiantes mostrar sus aprendizajes sin necesidad de exámenes adicionales.

 

El artículo también describe cómo la evaluación oral puede integrarse en la revisión de portafolios. En estos espacios, los alumnos presentan sus mejores trabajos y explican cómo evidencian sus competencias. Esta práctica, sostiene el autor, ofrece un panorama más completo de la evolución académica.

 

 

Beneficios y límites

 

El autor reconoce que algunos alumnos pueden sentirse incómodos al hablar, de la misma forma en que otros enfrentan barreras al escribir. Por ello, recomienda que las evaluaciones orales se combinen con otros métodos para obtener un diagnóstico integral.

 

No obstante, Rablin subraya que las ventajas son significativas: los estudiantes cuya lengua materna no es el inglés o quienes requieren adaptaciones específicas suelen brillar en estas evaluaciones, ya que eliminan la presión de la escritura y permiten demostrar un conocimiento profundo mediante la expresión oral.

 

 

Humanizar la evaluación

 

Finalmente, el autor sostiene que la evaluación oral no solo mide el aprendizaje, sino que fortalece las relaciones entre docente y estudiante. En un tiempo en que las pantallas y la inteligencia artificial parecen distanciar la enseñanza, la práctica de escuchar directamente a los alumnos devuelve humanidad al proceso educativo.

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