Uno de los mayores retos en las aulas de educación básica es que los estudiantes desarrollen un verdadero sentido numérico. Según Christina Tondevold, autora del artículo: ¿Qué es el sentido numérico y por qué es tan esencial?, “los niños no nacen con la misma base matemática, sino que la construyen a partir de sus experiencias”. Esto explica por qué algunos pequeños llegan al kinder con una ventaja clara y otros apenas comienzan a explorar el mundo de los números.

 

 

¿Qué es realmente el sentido numérico?

 

El artículo expone que, a menudo, los docentes saben que sus alumnos carecen de sentido numérico, pero no tienen claro cómo definirlo. Retomando una cita de Howden, se dice que este es “una buena intuición sobre los números y sus relaciones”, pero la autora confiesa que esa definición le resulta insuficiente: “No me dice qué hacer, ¿cómo enseño eso?”.

 

Fue al acercarse al trabajo de John Van de Walle y sus colegas en Teaching Student-Centered Mathematics cuando Tondevold encontró una respuesta más concreta. Allí se describen cuatro relaciones numéricas fundamentales que permiten a los niños comprender y manipular los números con soltura:

 

1) Relaciones espaciales

 

Qué es: Vincular cada número con una imagen estructurada (no aleatoria) y conversar sobre lo que esa imagen “dice” del número: cantidad, orden, cercanía a otros, formas de agruparse.

 

Por qué importa: La autora sostiene que estas imágenes son la puerta de entrada a las otras relaciones. No basta con “ver puntitos”; hay que interpretarlos y compararlos.

Materiales útiles: Tarjetas de subitización (puntos tipo dado o marco de 10), marcos de 5/10, ábaco, bloques encajables, geoboard, recta numérica abierta.


 

2) Uno, dos más y menos

 

Qué es: Entender cualquier número en relación con los que lo rodean: n±1, n±2 como “vecindario” numérico. La autora enfatiza que esto va más allá de “saber el siguiente”.

 

Por qué importa: Desbloquea estrategias de compensación y ajuste (p. ej., 9+7 → 10+6).

 

Materiales útiles: ábaco/MathRack, recta numérica abierta, tarjetas “n±1/n±2”, cuadros de 100.

 

 

3) Puntos de referencia de 5 y 10

 

Qué es: Usar 5 y 10 como anclas para estimar, descomponer y calcular. El artículo insiste en que las imágenes importan: un “9” en fila dice poco; un marco de 10 con un hueco dice muchísimo.

 

Por qué importa: Facilita completar a 10, redondear, estimar y comparar. Es la base para trabajar con múltiplos y sistemas posicionales.

 

Materiales útiles: Marcos de 5/10, tarjetas “completa a 10”, ábacos sencillos, cuadros de 100, tiras de 10.

 

 

4) Parte–Parte–Todo

 

Qué es: Entender que un número (el todo) puede descomponerse de diferentes maneras en partes que se recombinan para formar el todo. No es solo listar descomposiciones: es elegir la que conviene a la situación.

 

Por qué importa: Es la base de la propiedad conmutativa y asociativa, del valor posicional, del cálculo mental eficiente y de los faltantes (números desconocidos).

 

Materiales útiles: Barras/torres de base 10, bloques encajables, tiras de fracciones, balanzas de equivalencia, diagramas parte–parte–todo, recta numérica abierta.


 

La importancia de las experiencias

 

La autora enfatiza que “el sentido numérico no se puede enseñar, se adquiere”. Los niños lo desarrollan al interactuar con cantidades, patrones y representaciones visuales. Por eso, insiste en que la tarea de los padres y maestros es ofrecer esas experiencias: desde marcos de 10 hasta descomposiciones de números que permitan a los pequeños visualizar relaciones y conexiones. Christina reconoce que no todos los padres saben cómo estimularlo, ya que existe mucha información sobre cómo apoyar la lectura en casa, pero muy poca acerca del desarrollo matemático temprano.

 

 

Más allá de la memorización

 

El artículo también expone que dedicar tiempo al sentido numérico puede parecer más lento al inicio, pero a la larga acelera el aprendizaje. Frente a un cálculo como 9 + 7, la memorización daría una respuesta rápida. Sin embargo, un niño con sentido numérico pensará: “9 más 7 es como 10 más 6”. Esa flexibilidad mental es la que permite enfrentar problemas más complejos, como sumas con centenas, decimales o fracciones, de manera más intuitiva. “Cuando un estudiante comprende estas relaciones —dice la autora—, ya no depende de estrategias aisladas, sino de una red de conexiones que le sirven en todo tipo de problemas”.

 

 

Por qué es esencial

 

Tondevold subraya que los estándares escolares no deberían ser el punto de partida, sino la consecuencia de una buena base. Si los niños desarrollan el sentido numérico, cumplir con los objetivos curriculares se vuelve más sencillo y natural. E insiste: “Sé que es difícil reducir la velocidad y dedicar tiempo al sentido numérico, pero si lo haces, en realidad podrías acelerar muchos más estándares y tu plan de estudios”.

 

 

Conclusión

 

El mensaje central del artículo es claro: enseñar matemáticas no es solo transmitir algoritmos o tablas, sino ayudar a los niños a construir un entendimiento profundo de los números. Y para lograrlo, se requiere paciencia, experiencias ricas y un cambio de enfoque: menos memorización y más construcción de relaciones.

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