En nuestra búsqueda de ideas innovadoras para compartir con la comunidad de Red Magisterial, encontramos un libro publicado por el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio del Gobierno de Chile, titulado: Educación + arte: trabajo por proyectos. Las experiencias descritas han sido de gran relevancia para exponer cómo la educación artística desarrollada por proyectos puede transformar la vida de las personas y las comunidades. Por esa razón, traemos a cuento hoy este libro en un resumen que  permite aplicar en el aula lo vivido por los docentes chilenos.

 

Los proyectos artísticos en el aula pueden ser experiencias transformadoras tanto para los estudiantes como para los maestros. Para comenzar, es fundamental encontrar un tema significativo que conecte con los intereses de los alumnos y con el contexto de su comunidad. Hablar con ellos sobre los problemas que observan a su alrededor, como la escasez de agua, la pérdida de áreas verdes o las tradiciones en peligro de desaparecer, puede ser un excelente punto de partida.

 

Este enfoque permite que los estudiantes se sientan implicados en los proyectos, ya que abordan temas que les importan directamente. Para ayudar a que se involucren, deberíamos partir de preguntas abiertas, por ejemplo "¿Cómo podemos reimaginar nuestro entorno escolar?" o "¿Qué podemos hacer para conservar nuestros recursos naturales?", y otras preguntas similares. Lo importante es encontrar la manera de fomentar la curiosidad y el pensamiento crítico desde el principio.

 

El proceso artístico es otro elemento clave. Dividir el proyecto en fases como ideación, observación, diseño, creación y reflexión ayuda a los estudiantes a estructurar su trabajo de manera clara. Durante estas fases, es esencial fomentar la experimentación, brindando un espacio seguro para probar ideas y materiales sin temor al error. El aprendizaje interdisciplinario también juega un papel crucial; por ejemplo, un proyecto sobre el cambio climático puede combinar arte y ciencia mediante la creación de mapas artísticos que muestren el impacto ambiental en la comunidad. Este enfoque fomenta un aprendizaje integral y profundo.

 

Para facilitar el trabajo creativo, los materiales no tienen que ser costosos. El papel, cartón, materiales reciclados, dispositivos sencillos como espejos o lupas, y herramientas tecnológicas básicas pueden ser suficientes para estimular la imaginación. Las bitácoras personalizadas son una excelente herramienta para que los estudiantes documenten su progreso, con espacio para reflexiones, dibujos y hallazgos. Además, diseñar dispositivos únicos como caleidoscopios caseros o mapas interactivos no sólo potencia la creatividad, sino que también ofrece a los estudiantes nuevas maneras de relacionarse con los problemas que exploran.

 

El trabajo en equipo es otro aspecto fundamental de los proyectos artísticos. Dividir a los estudiantes en grupos según sus intereses y habilidades permite que cada uno desempeñe un rol específico en el proyecto, como investigar, diseñar o ejecutar. La colaboración activa no solo promueve la resolución conjunta de problemas, sino que también enseña habilidades sociales esenciales, como la escucha, el respeto mutuo y la negociación. Estos elementos fortalecen la cohesión del grupo y la capacidad de trabajar hacia un objetivo común.

 

La visibilidad del proyecto es crucial para motivar a los estudiantes y conectar el trabajo realizado con la comunidad. Organizar exposiciones en la escuela o en espacios públicos permite que los alumnos compartan sus creaciones y reflexiones. Las presentaciones interactivas, donde los estudiantes explican sus trabajos, refuerzan su confianza y habilidades comunicativas. Además, compartir el proceso y los resultados en plataformas digitales amplía el alcance del proyecto, involucrando a un público más amplio y demostrando el impacto del trabajo colaborativo.

 

Un aspecto que no debe faltar es la reflexión durante y después del proceso. Dedicar tiempo a analizar los aprendizajes adquiridos en cada etapa permite que los estudiantes evalúen su progreso y mejoren continuamente. Las sesiones de autocrítica ayudan a desarrollar habilidades de autoevaluación y reflexión personal. También es importante conectar las emociones con el aprendizaje, invitando a los estudiantes a expresar cómo se sintieron durante el proyecto y cómo sus experiencias personales influyeron en su trabajo. Esto refuerza el papel de las artes como herramienta para el autoconocimiento y la empatía.

 

Los proyectos deben estar relacionados con el mundo real. Involucrar problemas locales o globales auténticos les da un propósito claro y conecta el aprendizaje con la vida cotidiana. Invitar a expertos, como artistas, científicos o líderes comunitarios, enriquece el proyecto con nuevas perspectivas. Además, los resultados del proyecto pueden tener un impacto tangible, como campañas de concienciación artística o propuestas de mejora para la comunidad.

 

A continuación, les presentamos un proyecto que se desarrolló en Chile y que aparece publicado en la obra Educación + arte: trabajo por proyectos. Esta experiencia o proyecto de trabajo artístico integra la observación de la naturaleza y la expresión artística.

 

 

Título del proyecto: Los grillos del sueño

 

Este proyecto, liderado por el artista sonoro Félix Blume, se llevó a cabo en La Ligua, Chile, para abordar la problemática de la escasez de agua, un tema crítico en la región. Utilizando a los grillos como símbolo central, el proyecto exploró la conexión entre naturaleza, tecnología y comunidad, permitiendo reflexionar sobre la relación entre la humanidad y su entorno natural.

 

 

¿Qué lo inspiró?

 

El canto de los grillos, un sonido constante en las noches de La Ligua, fue elegido como metáfora para representar la relación entre los seres humanos y la naturaleza. Esta elección también respondía a la preocupación por la desaparición de los grillos debido al cambio climático y la crisis hídrica, problemáticas que motivaron el enfoque del proyecto. A través de esta metáfora, se buscó explorar el impacto de las acciones humanas en el ecosistema y fomentar una conexión emocional con el medioambiente.

 

 

¿Cómo se desarrolló?

 

El proyecto comenzó con la asignación de una pareja de grillos a cada estudiante, quienes debían observar, cuidar y registrar su comportamiento. Esta actividad fomentó un vínculo emocional y ofreció una oportunidad para aprender de manera científica sobre estos insectos. Los estudiantes realizaron dibujos y mediciones, y anotaron sus reflexiones en bitácoras, mezclando arte y ciencia mientras exploraban las particularidades de cada grillo.

 

 

A partir de sus observaciones, los alumnos diseñaron y construyeron "grillos parlantes", dispositivos electrónicos que replicaban los sonidos de los grillos. Estos artefactos simbolizaban una solución imaginativa ante la posible desaparición de los insectos. Posteriormente, los participantes escribieron y filmaron un cortometraje en el que los grillos electrónicos ayudaban a los habitantes de La Ligua a recuperar la capacidad de soñar, integrando tecnología y narrativa para reflexionar sobre el impacto humano en el ecosistema.

 

 

El proceso culminó en dos exposiciones, una en La Ligua y otra en Valparaíso. En ellas, se presentaron los grillos parlantes, las bitácoras, los dibujos y el cortometraje, conectando a las familias y a la comunidad con el trabajo de los estudiantes y mostrando la riqueza del proceso creativo y reflexivo.

 

 

 

Impacto en la comunidad

 

El proyecto tuvo un impacto significativo al sensibilizar a los estudiantes y sus familias sobre la crisis ambiental. Promovió una conciencia ecológica activa y destacó cómo las artes pueden ser un medio poderoso para explorar problemas reales y proponer soluciones imaginativas. Además, fortaleció los lazos comunitarios al involucrar a las familias y a la región en un proceso colectivo de aprendizaje y reflexión.

 

 

¿Cómo evaluar un proyecto como este?

 

La evaluación debe centrarse en el proceso, no solo en el producto final. Valorar el esfuerzo, la creatividad y la colaboración de los estudiantes es esencial para reconocer su crecimiento integral. Crear rúbricas con criterios amplios que incluyan aspectos como originalidad, resolución de problemas y reflexión promueve una evaluación más completa. Celebrar públicamente los logros de los estudiantes cierra el proyecto con un reconocimiento significativo que refuerza la importancia de su trabajo.

 

 

Conclusión

 

Implementar proyectos artísticos de esta manera transforma el aula en un espacio dinámico donde los estudiantes aprenden y desarrollan habilidades esenciales para la vida. Este enfoque les permite convertirse en agentes de cambio, conectando la creatividad con soluciones prácticas a los desafíos del mundo real. ¡Atrévete a explorar esta metodología de trabajo por proyectos en educación artística y descubre el impacto que puede tener en tu enseñanza y en tus alumnos!

 

 

 

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